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FONAIAP DIVULGA > Colección > Número 65 Enero-Marzo 2000 | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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FONAIAP DIVULGA No. 65 Enero-Marzo 2000 |
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La Pesca de Arrastre en Venezuela: II. Capturas Incidentales Luis A. Marcano José J. Alió M. Investigadores. FONAIAP. CIAE Sucre/Nueva Esparta. |
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En este segundo trabajo de una serie sobre la pesca de arrastre en Venezuela, se discute el impacto que causan las operaciones de la pesca de arrastre sobre los recursos del fondo marino; en particular, sobre las especies que no siendo el objetivo de la pesca, son capturadas incidentalmente en grandes volúmenes. Este problema causa al sector, por una parte, severos inconvenientes de imagen ante una sociedad que ve como un desperdicio las operaciones de pesca donde se desechan las dos terceras partes de lo que se captura. Por otra parte, se incurre en posibles pérdidas económicas, ya que entre las especies capturadas se encuentran algunas protegidas (tortugas marinas), cuya captura amenaza los mercados internacionales de productos venezolanos. También se encuentran especies con interés comercial (peces), cuyos juveniles son capturados y desechados en grandes cantidades, ocasionando pérdidas a futuro, tanto al propio sector de la pesca de arrastre industrial como a los pescadores artesanales, quienes explotan muchos recursos en forma compartida. En el presente trabajo se discuten algunos esquemas de la pesca de arrastre, así como ciertas modificaciones tecnológicas a las artes, que minimizan la captura de la fauna no deseada. En un primer trabajo de esta serie sobre la pesca de arrastre en Venezuela (Alió y Marcano, 1999) se describió el desarrollo de este importante sector de la economía nacional y algunos de los problemas más relevantes que se confrontan en él. A continuación se analiza uno de ellos: las capturas incidentales, describiéndose la razón de las mismas, su magnitud y efecto potencial sobre otras pesquerías, y se concluye con posibles alternativas tecnológicas para reducir su captura, las cuales han sido desarrolladas recientemente en Venezuela y en otros países en los que la pesca de arrastre también representa un elemento importante de la economía. En la pesca comercial del camarón con redes de arrastre, grandes volúmenes de peces y otros organismos marinos son capturados incidentalmente y posteriormente devueltos al mar por considerarlos de poco o ningún valor económico. A esta fracción que acompaña a la especie objetivo de la pesca, se la conoce como fauna de acompañamiento del camarón (FAC), Saila (1983). La FAO (1988) estimó que durante 1986 se capturaron a nivel mundial 1,7 millones de t de camarones; asociado a esta captura, Andrew y Pepperell (1992) estimaron que se había producido una captura incidental de otras especies que pudo alcanzar 16,5 millones de t. Por su parte, Alverson y col. (1994) evaluaron diversas pesquerías a nivel mundial y encontraron que la pesca de arrastre de camarones, es la que induce los mayores descartes de fauna acompañante. Estos descartes representan no sólo un potencial perdido de ejemplares que se extraen antes de que alcancen el tamaño adecuado, sino que también pudiera ser una fuente importante de alimento al ser convertidos en productos comercializables (Treviño y col., 1982). Según la FAO (1996), la producción mundial de pescado para consumo humano se estimó cercana a 80 millones de t durante 1995. Este organismo estima que el consumo promedio de pescado por habitante, a nivel mundial, es de 20 kg/año y la demanda continúa aumentando rápidamente (en Venezuela se estima que el consumo promedio anual durante 1998 fue de 7 kg/año (A. Cabello, comunicación personal). Con la elevación de los costos de producción y los planes oficiales para conservar los recursos pesqueros, no es probable que la producción global cambie significativamente y se alcance la cifra de 120 millones de t/año para cubrir la demanda en el año 2010 (Slavin, 1983). Esto quiere decir que el aumento de la demanda de los productos del mar tendrá que satisfacerse por otros medios. Al respecto, se han señalado varias vías como alternativas de acción, entre ellas la acuicultura y el óptimo aprovechamiento de un recurso como la fauna de acompañamiento del camarón, que hoy día es subutilizado. En las pesquerías de América Latina y el Caribe, una de las más importantes es la del camarón, más que todo por el valor que este producto alcanza en los mercados internacionales, que por su volumen. Para el período 1980-1987, la descarga de camarón alcanzó un promedio de 111.000 t/año. De acuerdo con las informaciones que se disponen, la relación entre la captura del camarón y el volumen de FAC es muy variable, según el área de pesca. Algunas mediciones señalan una relación de 7:3, según las cuales los descartes en la región alcanzarían alrededor de 260.000 t anuales. Otras estimaciones indican relaciones de 10:1, lo que daría descartes superiores a un millón de t (Oldepesca, 1989; Andrew y Pepperel,1992). Países como Colombia, Cuba, Guyana, México y Venezuela se han interesado en este problema, por lo que han implantado programas de investigación para determinar el potencial y desarrollar técnicas viables para la utilización de la FAC, particularmente para consumo humano. Mientras que estos países buscan formas para su aprovechamiento, en los Estados Unidos de Norteamérica, Canadá, Noruega, Australia y Venezuela, entre otros, se realizan experimentos para reducir la pesca incidental de especies no deseadas (ya que no es posible evitarla completamente), representada en este caso por tortugas marinas y ejemplares potencialmente aprovechables, pero que en la actualidad carecen de valor comercial como son los peces de pequeño tamaño y muchos invertebrados.
En nuestro país la pesca de arrastre del camarón se realiza en forma extensiva en ciertas regiones costeras de aguas con profundidad no mayor a 100 m. Conjuntamente con este rubro se captura una gran cantidad de especies de peces, moluscos y crustáceos de importancia comercial, los cuales son desembarcados en los distintos puertos del país (Marcano, l997; Novoa y col., 1972, 1980). De acuerdo con MAC-SARPA (1996), durante 1995 la flota industrial de arrastre de la región oriental descargó 1.996 t de camarones, 13.762 t de peces y 1.587 t de otras especies. Asociado a estas descargas se capturan grandes volúmenes de la FAC no comercial, conocida comúnmente como broza o basura. En la región de Margarita y norte del estado Sucre, Marcano (1998) estimó que la FAC no comercial representó 65% de la captura total de la flota, lo que equivaldría a 21.000 t de fauna marina descartada anualmente. Como ejemplo de la magnitud del problema que se confronta con las capturas incidentales en la pesca de camarones, tanto en Venezuela como en otros países tropicales, se presentan seguidamente algunos resultados de las investigaciones efectuadas a bordo de embarcaciones arrastreras en la región oriental de Venezuela. Evaluación de las capturas incidentales El trabajo fue realizado durante 1988, a bordo de unidades de arrastre de la flota con base en Cumaná. Se participó en 42 cruceros comerciales, empleando un total de 6279 horas de pesca en áreas situadas alrededor de la isla de Margarita y norte de la península de Paria en el estado Sucre (Figura 1). Un poco más de la mitad de la actividad (36,18 horas) se llevó a cabo de noche. Al finalizar cada lance, los técnicos/observadores registraban los datos del lugar donde se hizo cada lance, midiendo la captura comercial de cada especie, cuantificando la fauna acompañante y su composición. Se tomaron muestras adicionales de fauna acompañante que fueron evaluadas en el Laboratorio de Recursos Pesqueros Demersales (Cuadro 1).
Durante el estudio se obtuvo una captura total de 603 t, de las cuales 15 t (2,5%) fueron camarones y 588 t (97,5%) fauna acompañante total (Cuadro 1). La captura de camarones estuvo formada por dos especies, el camarón rosado con manchas, Penaeus brasiliensis y el rosado, P. notialis, representando la primera especie 90% de los desembarques. Por su parte, la fauna acompañante estuvo conformada por dos componentes: uno comercial compuesto por peces, moluscos y otros crustáceos, los cuales son desembarcados conjuntamente con el camarón y destinados al consumo fresco en los mercados nacionales; el otro componente, sin interés comercial, es la fauna descartada. La porción de interés comercial representó en el presente estudio 181 t (30% de las capturas nominales), mientras que los descartes alcanzaron 406 t (67.5% de la captura nominal en los cruceros muestreados). En la zona estudiada los camarones mostraron hábitos nocturnos, evidenciado porque 91% fue capturado durante la noche. Igual situación encontraron Penchaszadeh y col. (1984) en el Golfo Triste, donde se observó que la captura nocturna de camarones fue 6,5 veces mayor durante el día. Por esta razón, la proporción de fauna acompañante con respecto al camarón cambia del día a la noche, y también se ve afectada por la profundidad y la distancia de la costa. En forma general, se estimó que con la captura de 1 kg de camarón durante el día (en la zona estudiada), se extraen también 170 kg de la fauna acompañante, de los cuales 112 kg son devueltos nuevamente al mar, sin ningún aprovechamiento (Cuadro 1). Durante la noche, las proporciones entre las capturas de los diferentes rubros disminuyen considerablemente, encontrándose relaciones de 26:1 para la FAC total, 7:1de FAC comercial y 18:1 de fauna descartada, en relación con el camarón, respectivamente. Normalmente se observa que la captura de la fauna acompañante (comercial y descarte) fue mayor durante la noche, y que, en promedio, durante un día de pesca se capturan 39 kg de fauna acompañante por cada kilo de camarón, de los cuales solamente se comercializan 12 kg. Se determinó también que la proporción fauna de descarte/camarón, tiende a ser mayor durante el primer semestre del año, cuando se obtuvieron proporciones de 61:1 y 36:1, en los meses de abril y junio, respectivamente (Cuadro 2). Para el segundo semestre los valores más altos se observaron en octubre (31:1) y noviembre (28:1). Esta variación parece reflejar cambios en la temperatura del agua. Las temperaturas más elevadas, registradas normalmente durante la estación seca, parecen estar asociadas a mayores descartes de fauna acompañante (Pérez Mellado, 1981). En cuanto a la distribución espacial de los recursos, se encuentra que la relación entre la fauna de descarte/camarón alcanza mayores proporciones en áreas de pesca cercanas a la isla de Margarita, donde se llegaron a obtener valores máximos de 33:1 a 48:1 (Cuadro 3). Con respecto al análisis por intervalo de profundidad, la proporción fauna de descarte/camarón tiende a ser máxima a partir de 54 m (30 brazas) de profundidad, con valores de 45:1. Esta situación obedece, seguramente, a que la mayor abundancia de camarones suelen encontrarse entre 18 y 50 m (10 a 30 brazas) de profundidad y disminuye desde allí hacia profundidades mayores.
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